Hace tiempo que quería enseñaros este recurso que llevo poniendo en práctica desde que duendecillo tenía más o menos unos 6 meses.
Desde bien pequeño siempre me gustó dejarle experimentar y ofrecerle objetos cotidianos y del día a día para que jugara con ellos. Los niños aprenden sobre el mundo que les rodea explorando el ambiente y usando los sentidos. Estas experiencias les proporcionan valiosas oportunidades de aprendizaje y de ahí la importancia de propiciar formas de observación y exploración, pero esta debe ser ante todo segura. Y todo el mundo sabe que cuando son pequeños, objeto que cae en sus manos, objeto que quieren llevarse a la boca. Ahí es cuando hacen su aparición las botellas sensoriales.
Pero, ¿que son exactamente?
Las botellas sensoriales son un recurso perfecto para cualquier edad. Se trata de botellas de plástico, normalmente de agua o de zumo, rellenas con cualquier tipo de material que se nos ocurra. Lo mejor es que permiten a los niños usar sus sentidos para conocer el mundo que les rodea, manteniéndolos a salvo y de una manera muy limpia y ordenada. Así que los bebés podrán disfrutar de ellas, explorarlas y manipularlas sin correr riesgo alguno.
En un principio creé tres botellas sensoriales distintas con diferentes colores, texturas y pesos.
- Una elaborada con trozos de lana azul. Esta es super ligera y no hace nada de ruido al moverla.
- Otra rellena de gomitas amarillas y agua para crear movimiento. Al agitarla se escucha el sonido del agua.
- Y una tercera a la que añadí hama beads creo que se llaman (una especie de abalorios) de color rojo. Esta es la que más ruido hace al moverla.
Pronto me dí cuenta que la que más le llamaba la atención y más le gustaba era la roja. Siempre que se las ofrecía no miraba para ninguna otra. Así que hice otras tres con distintos sonidos y materiales...(Si bien es verdad que, a medida que fueron pasando los meses, ya se fue fijando en el resto).
Traté sobretodo que no fueran muy pesadas, porque al principio le costaba levantarlas y moverlas. Una está rellena de unos pocos de garbanzos, otra casi llena de arroz y la tercera con lentejas. Cada una hace un ruido característico y otra vez, la que más le gusta es la más ruidosa...qué raro...jajaja (la de los garbanzos).
ADVERTENCIA: Una vez rellenas al gusto y para evitar que se abran, las tapas van selladas con silicona. Aún así y para evitar accidentes, nunca dejar solos a los niños con las botellas.
A día de hoy tenemos varias botellas sensoriales más que os enseñaré proximamente y que hacen las delicias del peque. He de reconocer que duendecillo siempre fue un bebé fue muy tranquilo y observador y disfrutaba de largos ratos de juego y exploración con ellas. A día de hoy cuando nos vamos de viaje o a casa de algún familiar, nunca falta en mi bolso o en la maleta alguna de estas botellitas, porque sé que al menos durante un rato, la diversión está asegurada. Pueden observarlas,tocarlas,cogerlas,tirarlas,hacerlas rodar,agitarlas,probarlas...y con ellas desarrollan innumerables destrezas y conceptos pudiendo siempre adaptarse a las necesidades de los niños.
Para mí, ¡un juguete indispensable!