Lo único que vamos a necesitar es masa de hojaldre fresca (la mía es del Lidl) y azúcar.
Sobre la superficie en la que vamos a trabajar vertemos una capa de azúcar más o menos del tamaño de la lámina de hojaldre y extendemos éste por encima. A continuación volvemos a verter azúcar por encima de toda la masa (echar bastante ya que es lo que le va a dar el toque dulce a las palmeritas) y pasamos el rodillo por encima de la masa para que el azúcar se adhiera bien e impregne toda la masa.
Para formar las palmeritas hay que doblar la masa. Cogemos un extremo y lo llevamos al centro; y haremos los mismo con el otro extremo.
A continuación cortamos la masa en trocitos de 1 cm más o menos ( a mi me salieron unas 15 palmeritas). Hacer el corte limpio (sin mover repetidamente el cuchillo) ya que de lo contrario se puede deshacer la forma. Y las colocamos sobre un papel vegetal en la bandeja de horno ( el cual habremos precalentado a 210º). Aseguraros de que esté bien caliente antes de meter las palmeritas sino no subirá el hojaldre.
Tardan aproximadamente unos 15-20 minutos. Cuando las veáis doraditas ya están listas para sacar. Ahora solo nos queda ¡disfrutar!
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