Estimulación es una de esas palabras a la que los padres prestan mucha atención. La razón, como explica la psicóloga Kathy Hirsh-Pasek en el libro Einstein nunca memorizó, aprendió jugando (Ed.Martínez Roca), "es que en nuestra sociedad, moderna y competitiva, la carrera por convertir a los niños en los más listos de la clase empieza aún antes de asomar la cabecita al mundo". Porque por poner un ejemplo, ¿quién no ha oído hablar de los beneficios de la música Mozart?. Todos queremos que nuestros hijos estén preparados para prosperar, pero hay que tener cuidado. "Es posible que algunos padres estén obsesionados con la estimulación. Y puede ser contraproducente enseñar al niño cosas que aún no le corresponden", advierte Rosa Uriarte, directora del centro bilingüe de Estimulación temprana Brisbane, de Cantabria
¿ Qué hacemos entonces?
La experta nos saca de dudas: "Estimular a un niño es ofrecerle estímulos que le hagan feliz y le apoyen en su desarrollo natural". En el primer año de vida hay unas etapas motoras (levantar la cabeza, rodar hacia un lado y hacia el otro, arrastrase, gatear, sentarse y caminar)que determinarán el futuro de la persona. Estas etapas sientan las bases de nuestras habilidades posteriores. Esto es lo más importante a tener en cuenta en la estimulación de un cerebro tan joven.
1. Amor: el mejor estímulo para un niño es sentirse querido. No es posible el aprendizaje sin un equilibrio y bienestar emocional. Por ello es importante:
- Demostrarle amor incondicional. Con mucha ternura, besos, palabras y mucho contacto piel con piel.
- Marcar unas rutinas. Unos horarios de sueño, alimentación, higiene y juego, ya que las rutinas le proporcionan seguridad, ya que poco a poco va entendiendo que va a ocurrir en cada momento.
- Mantener un buen ambiente, ya que el niño es muy receptivo a todo tipo de sensaciones.
2. Tiempo: El objetivo primordial más que enseñarle cosas es relacionarse con él para establecer un vínculo afectivo y para ello necesitamos dedicarle tiempo de calidad.
- Diario y en exclusiva.
3. Diversión: Los niños disfrutan con todo lo que hagamos con ellos, especialmente si nosotros disfrutamos también. Repetirles las mismas canciones y los mismos juegos les encanta. Hay que tratar de disfrutar de lo cotidiano, transformando las rutinas en momentos placenteros.
4. Respeto: Debemos aprender sobre su desarrollo así sabremos qué cosas pueden hacer y cuáles les resultarán imposibles. Otra cosa que no debemos hacer es compararle. Cada niño es único y se desarrolla a su propio ritmo. Es el propio niño quien nos dirá si estamos haciendo las cosas bien. Si está tranquilo y feliz, sabremos que no existe sobre-estimulación.
5. Seguridad: Para animarle a aprender hay que proporcionarle un entorno seguro y adecuado a su edad. La autonomía conlleva, a veces, situaciones que a nosotros pueden parecernos peligrosas, pero si les transmitimos nuestros miedos, podemos alterar la confianza en sí mismos.
6. Comunicación: Hablarle mucho y desde el primer día para que vaya escuchando nuestro tono de voz y la melodía. Cuando hagan gorjeo, contéstale procurando imitarle. Se sorprenderá y hará más ruiditos.¡Estais empezando a conversar!. También es bueno contarle con un lenguaje sencillo, lo que haces mientras le atiendes.
7. Juegos: Hay que tratar de realizar juegos que le estimulen los cinco sentidos, ya que son su ventana al mundo. Eso sí, no hay que olvidarse que debe ser algo agradable para el bebé.
8. Juguetes: No hace falta que tengan muchos juguetes para estimularlos y que sean felices. Lo más importante a tener en cuenta, es que sean acordes a su edad, que le propongan pequeños retos ( como las mesas de actividades) y en estas edades les encantarán los peluches, pelotas blanditas, los juguetes musicales y los de arrastre.
9. Autonomía: Al principio no son conscientes de su autonomía, no sabe que es una persona distinta de su madre, por ello se aconseja:
- Enseñarle quién es, poniéndonos delante de un espejo y preguntándolo ¿Quién es ese? y diciéndole su nombre.
- Darles su propio espacio para que vaya descubriendo y explorando a su antojo.
- Permitirle aprender, dejando que haga solo aquello que ya es capaz de resolver por sí mismo.
10. Aplausos: Todos aprendemos por refuerzo emocional. Necesitamos de una motivación para esforzarnos en lo que hacemos. Así que podemos ayudarles, celebrando su empeño, felicitándolo por sus logros y animándole a avanzar.
Información sacada del Artículo de la revista Ser Padres ( Octubre 2011)
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