Además el 23 de Abril también se conmemora la muerte de San Jorge, uno de los santos más importantes , ya que es patrón de Inglaterra, Aragón y Cataluña. Precisamente en Cataluña,, día de Sant Jordi los enamorados regalan una rosa a su persona amada, en recuerdo de las rosas que brotaron de la sangre del dragón.
¿Qué?, ¿Que no conocéis la leyenda de San Jorge ? Pues no os preocupéis que ahora os la cuento...
LA LEYENDA DE SAN JORGE
(basado en la obra de Santiago de la Vorágine)
Hace mucho, mucho tiempo, en una ciudad muy lejana, vivía un rey bondadoso que quería muchísimo a su única hija, que tenía que ser la heredera de todo el reino. Al rey le gustaba que todos sus súbditos fuesen felices, por lo que un día a la semana lo dedicaba a escuchar todos los pesares que tenían los campesinos y los pastores.
- No tengo dinero para pagar los impuestos- venía a pedir uno, y el rey se los perdonaba.
- Mis vacas no dan leche y no tengo qué dar de comer a mis hijos-suplicaba otro, y el rey les ofrecía dinero de las arcas reales para que los pobres niños tuviesen qué comer.
Pero en una ocasión, no supo cómo arreglar la situación:
- Su Majestad- se dirigió a él un pastor cariacontecido-, un terrible dragón se ha instalado junto al lago. Nos roba el ganado y con su ígneo aliento nos quema las cosechas.
Aterrorizado por aquellas palabras, el rey envió a los mejores caballeros del reino a luchar contra el dragón; a pocos de ellos volvieron a verlos con vida, y los que volvieron lo hicieron con el pelo todo chamuscado. Finalmente, viendo que ningún caballero podía vencer al temible reptil, el rey se acercó a la orilla del lago a parlamentar con él.
- Si quieres que deje de robar el ganado, si quieres que deje de quemar las cosechas- negoció el dragón, de cuyas fosas nasales brotaban columnas de humo, como una chimenea en pleno invierno-, deberéis darme diez ovejas cada día.
Así lo hicieron. Cada día los pastores llevaban hasta la orilla del lago diez ovejas, que el dragón se zampaba alegremente. Dos para desayunar, cinco para comer, una para merendar, y sólo dos para la cena, pues no se quería acostar con el estómago muy lleno. Los ganaderos de la ciudad se quedaron sin ovejas, por lo que empezaron a llevarle cabras, y cuando éstas se acabaron fue el turno de las vacas, los cerdos, las gallinas y las ocas...pero llegó un día en que ningún campesino tenía ya animales que sacrificar al dragón, y hubo que tomar una decisión.
- Se hará un sorteo entre todos los habitantes de la ciudad, sin excepción- explicó el rey, con el semblante muy serio-, y el que salga elegido será devorado por el dragón.
Quiso la mala suerte que la persona escogida fuese la hija del rey.
-¡ Por favor, querido pueblo!.¡ Os suplico que le perdonéis la vida a mi hija, la heredera del reino, y que podamos repetir el sorteo!- pidió el rey, entre grandes lágrimas de dolor, pero ninguno de los habitantes de la ciudad accedió, porque sabían que si hubiese salido escogido cualquiera de ellos en lugar de la princesa no habría tenido una segunda oportunidad. El rey añadió-: Os doy todo mi oro y toda mi plata si hacéis una excepción con mi hija- pero nadie dijo nada.
Entonces la princesa apoyó una mano en el antebrazo de su padre, para tranquilizarlo, y le dijo que estaba dispuesta a aceptar su destino.
Los campesinos se la llevaron y la ataron a un árbol, junto al lago, y se alejaron, por miedo a que el dragón los viese y los zampase a ellos.
Apareció entonces montado sobre un corcel blanco un caballero de brillante armadura que, al ver a la princesa atada al árbol, se acercó.
- ¿Quién eres,muchacha?- le preguntó el caballero a la princesa-. ¿Y por qué estás atada a un árbol?
- No os detengáis junto a mí, valiente caballero- respondió la chica. -Dad la vuelta con tu caballo y huid a toda prisa, si no queréis que os alcance la muerte que me aguarda.
-No temas, bella- respondió el caballero-, pues soy San Jorge, y de ningún modo pienso dejarte a merced de las alimañas del bosque.
- Escondeos entre los árboles- suplicó la princesa-; si no cumplo mi destino, algo terrible sucederá a mi padre y al pueblo entero.
San Jorge hizo lo que la princesa le pidió, y quedó asombrado al ver que de los cielos descendía un dragón que agarró a la muchacha y se la llevó, todavía atada, hasta su cueva. San Jorge espoleó el caballo y siguió al terrible reptil alado. Ató su montura en un árbol, tomó la lanza y entró en la cueva...
A tiempo llegó de ver que el dragón estaba a punto de zamparse enterita la cabeza de la princesa, con velo y todo.
- ¡Quieto, monstruo!- gritó San Jorge, embistiendo adelante con la lanza.
- ¡Aaaaaargh!- bramó el dragón, al ver que lo atacaban , y perdió todo interés en su suculenta cena para prestar toda la atención al caballero.
- ¡Aaaaaah!- sollozó la princesa, que ya se había dado por muerta.
La bestia desplegó las alas y abrió la boca, dispuesto a lanzar una bocanada de fuego que asase a San Jorge en su jugo, pero este lanzó una estocada con tan buena suerte que la lanza se clavó en el vientre del dragón, y de él empezó a manar la sangre como si se tratase de una fuente. El reptil cayó al suelo de la cueva, y con un último suspiro cargado de humo y fuego, expiró.
San Jorge desenvainó la espada y cortó las ataduras de la princesa. Ésta, llorosa, le agradeció al santo la salvación, y al darse la vuelta, vieron que de la sangre del dragón habían brotado unas hermosas rosas. San Jorge cortó una de ellas y se la ofreció a la princesa, para que la llevase a su padre, como muestra de que el dragón había muerto. Entonces montó de nuevo en su caballo y desapareció, tan misteriosamente como había aparecido.
FIN.
(Historia sacada del libro "Cuentos de caballeros y princesas").
¿Qué os parecido la historia?Bonita, verdad!. Mañana os enseñaré el detallín que voy a tener con mi "San Jorge" particular.
Hasta mañana!
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